La Caseta de Balma se despide lentamente
“No es un cierre doloroso porque el cambio está en la calle”
Durante estas dos décadas
de existencia la Caseta de Balma ha realizado un profundo trabajo de campo en
las comarcas de Castellón y provincia catalogando las piezas dieciochescas.
Además de esta labor de documentación la investigación se ha completado con
otras fuentes como el estudio de dibujos y pinturas de Puig Roda o Castell
entre otros, grabados de Gustavo Doré, escenas costumbristas, azulejos del
XVIII y platos con dibujos de ornamentos tradicionales como joyas y
complementos de indumentaria (platos de boda…). Entre las conclusiones Imma
Puig señala que esta vestimenta responde a una moda mediterránea con
influencias francesas importada por la nobleza y enriquecida en estas tierras
por la sedería valenciana con un colorido muy impactante y rico que tuvo una
vigencia aproximada de un siglo. Todo este trabajo de investigación se ha
materializado también en numerosas exposiciones por toda la provincia,
conferencias, charlas y la atención e información desinteresada que a diario ha
brindado este establecimiento en pro de la promoción cultural, histórica y
etnográfica. Una labor que ha contado con la ayuda imprescindible de Paquita
Roca, el grup Millars y el grupo Alimara.
La Caseta de Balma nunca tuvo un interés comercial.
Hemos desarrollando un servicio de orientación en la vestimenta de hombre,
mujer y sobre todo infantil. Desde 1985 conseguimos que las reinas fueran a la
romería de la Magdalena con traje de labradora gracias al respaldo de Elena
Beltrán y Bárbara Breva, reina y reina infantil respectivamente. Creemos que ya
hemos cumplido una función y por eso queremos cerrar este ciclo. No será un
cierre doloroso porque el cambio está en la calle. No hay más que ver el pregón,
el esfuerzo de collas y grupos de danza locales que se han nutrido del trabajo
iniciado por la comisión de indumentaria del Millars de hace 30 años o la
implicación de las gaiatas por incorporar el traje de labradora. Empezó con
mucha dignidad y acaba igual”, explica su promotora. Uno de los aspectos que
más emociona a Imma Puig es la colaboración nacida hace 9 años con las mujeres con
discapacidad de la localidad africana de Safané. “Desde Castellón les
enviábamos los dibujos originales y ellas bordaban. Cobraban por piezas como
cualquier taller porque para nuestra ONG era muy importante no darles dinero
porque sí, sino dignificar su trabajo”, cuenta Imma Puig.
Las publicaciones y
colaboraciones que tanto Inma Puig como Paquita Roca han promovido son
innumerables y los fondos de La Caseta de Balma aparecen en muchas de las
publicaciones de indumentaria valenciana que se conocen. Este trabajo es su
mejor legado.
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