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2.10.15

Maseda en Quatre Cantons



El pintor presenta 'Ego' en la localidad de Vilafamés

 




La Sala Quatre Cantons de Vilafamés acoge esta semana la exposición del artista Maseda bajo el título ‘Ego’. Tras su paso más que exitoso por la V Semana del Arte en Oropesa del Mar, el artista castellonense se presenta ante el público con una selección de sus trabajos. La inauguración tendrá lugar mañana sábado 3 de octubre, a las 18.00 horas, con la colaboración de la bodega Clos d’Esgarracordes. La presentación correrá a cargo de la periodista cultural Patricia Mir y la muestra podrá visitarse hasta el 25 de octubre.

De fuerte personalidad, Maseda es un artista difícil de encuadrar en el actual panorama artístico castellonense. Su personalidad plástica ha llegado como un vendaval que, lejos de destruirlo todo a su paso, está insuflando aire fresco y renovado. Sus referentes no están en la escuela valenciana de Sorolla o el omnipresente Porcar. Ni tampoco en la calidad de Traver Calzada o el exquisito trazo de Amat Bellés. La gestualidad de su trazo lo acerca más a la pintura de dos de sus iconos, Ryan Hewett y, sobre todo, el pintor surcoreano Shin Kwangho. 


Maseda sorprende con su conjunto de retratos de trazos abstractos y rostros distorsionados que nos recuerdan a la primera generación de la Escuela de Londres. Cuando el protagonista es reconocible, como es el caso de Marilyn Monroe, el artista opta por recrearse en la Marilyn derrotada de su última etapa vital, ebria y desencantada. Curiosamente Maseda trabaja siempre a partir del blanco y negro. Cuando pinta retratos sobre fotografía escoge siempre una instantánea en blanco y negro. El color es visceral. Tiene mucho de arte callejero cuando utiliza espray de tonos fosforitos como los naranjas, los amarillos o los fucsias. Pero también hay un Maseda más sombrío, cuando emplea las tintas chinas y las aguadas de grises y negros con alguna concesión al violento rojo. Es en esas obras donde asoma la locura, el retrato se descompone casi por completo, perdiendo el carácter figurativo y acercándose a la mancha del expresionismo abstracto. La emoción se palpa en esos ensayos de seres monstruosos. Sus “demonios” como le gusta decir.


Un último grupo de piezas están dedicadas a las manos, una parte de la anatomía humana que a Maseda obsesiona desde su más tierna infancia. En ellas concentra la misma tensión psicológica que guardan sus ojos, algunos brillantes pero otros vagos, sin vida. Muerte, rabia, indignación o miedo son solo algunas de las emociones que laten tras cada trazo.

 


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