40 años de vivencias

Lorenzo Ramírez firma el cartel de la Pasión de Borriol





El artista de Borriol Lorenzo Ramírez ha entregado esta mañana al presidente de la asociación Nueva Jerusalén, Ángel Albert, la pintura que ilustrará el cartel de la Pasión de Borriol en un año muy especial, cuando se cumplen los 40 años de la primera representación. El vínculo de Lorenzo Ramírez con el ente es especialmente estrecho. Además de ser oriundo de Borriol, Lorenzo Ramírez ha encarnado el personaje de Herodes durante los primeros 20 años seguidos y desde entonces de forma bianual. También ha puesto sus pinceles al servicio de estas vivencias diseñando el logo, varios carteles, portadas y dibujos interiores de la revista de Nueva Jerusalén.

El cartel conmemorativo de Lorenzo Ramírez evoca un instante muy significativo de la Pasión cuando Cristo emprende el agónico trayecto hacia el Calvario, acompañado de gentes que portan antorchas para iluminar la noche. Mientras Jesucristo realiza esa penosa travesía, el centurión romano le increpa. Con una pincelada expresionista, Lorenzo Ramírez compone una escena simétrica presidida por Cristo (unas manchas blancas) cargando la cruz y el centurión (una mancha roja con toques amarillos). A su alrededor se arremolinan las gentes y en la parte superior un celaje teñido del amarillo vibrante de las antorchas. Los tonos amarillos de las luces hacen referencia al plano de la fe y la religiosidad que subyace en las vivencias, mientras los colores de la sangre y el sufrimiento (tonos rojos, violáceos) describen la parte humana. La sugestiva imagen resume el espíritu de la Pasión de Borriol con todos los ingredientes que han hecho de ella un referente, no solo a nivel de Comunitat, sino también nacional, entendiendo muy bien el concepto de teatro total.

 

La Pasión de Borriol, declarada recientemente Fiesta de Interés Turístico Provincial, es una vivencia singular de especial fervor y religiosidad celebrada toda en escenarios naturales y donde el público asistente tiene un papel activo y participativo. Borriol acoge las últimas horas de la vida de Cristo, cada Jueves Santo, desde ya hace cuatro décadas.