La idea de entorno es punto de encuentro de ambos creadores
El área de Cultura del Ayuntamiento de Benicàssim arranca una nueva temporada expositiva con la inauguración de dos de sus salas, Centro Cultural Melchor Zapata y Sala Escena. En la primera el escultor de Betxí Agustín Serisuelo presenta un conjunto de piezas seleccionadas de sus proyectos más representativos desde 2012 hasta la actualidad bajo el título de ‘Paisajes encontrados’. Por su parte, la Sala Escena recibe a la artista valenciana Mariangeles Aguilera que opta por repensar el espacio del Mercado Central de Valencia al que presenta como un escenario cultural enriquecedor revalorizando la autenticidad local. En ambos casos el paisaje y el entorno más cercano adquiere un valor nuevo.
En la última década Agustín Serisuelo ha configurado un discurso coherente, sostenible y atractivo sobre el territorio y el paisaje como ente construido. A partir de la premisa de una metodología casi arqueológica, Serisuelo extrae la memoria de la superficie del paisaje para reflexionar sobre cómo somos como sociedad. En este viaje tiene como principales aliados la madera industrial manipulada con técnica y refinamiento y la fotografía digital, a la que le otorga un valor escultórico. Hallaremos así un paisaje real y próximo, conocido y reconocido por el artista. Con elegancia, sin estridencias, y en ocasiones casi como un susurro, el artista deja hablar al territorio en un recorrido que nos llevará desde Berlín hasta la Vall d’Uixó, Almenara, Xovar, Betxí, Moncofa e incluso el parque natural del Montseny (Barcelona).
La propia sala es un elemento que juega con las diferentes masas y volúmenes obligando al espectador a sortear los obstáculos, igual que en la naturaleza. Y es que en ninguno de los proyectos de Agustín Serisuelo existe un recorrido lineal, permitiendo así que público y espacio converjan.
Bajo la idea de lugar
Durante estos últimos años la artista Mariangeles Aguilera ha desarrollado un proyecto creativo en torno a un lugar histórico tan icónico como el Mercado Central de Valencia. El proceso creativo comienza mediante una experiencia contemplativa en el mismo, donde analiza su arquitectura y atmósfera, y desemboca en su estudio de pintura a pocos metros del mismo. Como resultado vemos composiciones, collages, secciones y recortes de diferentes elementos que parecen jugar a un acertijo de imágenes, donde la arquitectura y la fotografía convergen en lo pictórico. Estas reconstrucciones nos trasladan a un espacio nuevo, que simboliza una idea, más que una representación física del lugar. Por ello, el estudio de las formas y su representación no está enfocado de una manera analítica. Se pretende que hablen de algo más profundo; de lo verdaderamente auténtico en la sociedad de hoy, a través de emblemas que salvaguardan las relaciones humanas.
Así, el Mercado Central de Valencia se presenta como un escenario cultural enriquecedor en un momento en el que se está revalorizando la autenticidad local. “Urge una puesta en valor de espacios de relación humana que ayuden a recuperar el rol social de la arquitectura. Es necesario visibilizar el papel integrador que ejerce el Mercado Central de Valencia frente a los grandes centros comerciales, que aparecen en las ciudades de hoy como no lugares”, señala la artista.
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